Especialistas de la Facultad de Agronomía de la UBA invitan a repensar y ampliar la mirada sobre la alimentación, ya no solo como una herramienta para la salud, sino también como una práctica que impacta en el ambiente, los territorios y los modos de producir. ¿De dónde vienen los alimentos que consumimos? ¿Cómo se producen?

 

Según datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud en 2022, el 43% de los adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso y el 16% eran obesos, según la OMS.  En este contexto es indispensable tener una mirada integral sobre la alimentación, la salud, el ambiente y los territorios, trabajando en contacto directo con las problemáticas sociales, económicas y productivas vinculadas a la producción de alimentos.

 

Mariana Munner, médica especialista en Nutrición y estudiante avanzada de la Tecnicatura en Producción Vegetal Orgánica de la Facultad de Agronomía de la UBA, explica: “La buena alimentación es un pilar esencial para la salud y el bienestar pero no se puede hablar de alimentación saludable sin hablar del modo en que producimos los alimentos. La salud humana está directamente vinculada a la salud del ambiente”.

 

Según Munner, las prácticas agroecológicas y la producción orgánica ofrecen soluciones sostenibles que garantizan alimentos sanos, respetando la biodiversidad y cuidando los recursos naturales. “La agroecología busca integrar saberes tradicionales y científicos para crear sistemas agrícolas que sean respetuosos con el medio ambiente y las comunidades locales, mientras que la agricultura orgánica elimina el uso de químicos nocivos y fomenta la regeneración de los suelos”, señala.

 

La especialista subraya que “promover estas prácticas no solo asegura alimentos más seguros para el consumo humano, sino que también protege el planeta y su capacidad de sostener a futuras generaciones. Los nutricionistas, como educadores y agentes de cambio, tienen un papel crucial en la difusión de la importancia de estas iniciativas, vinculando la nutrición con la sostenibilidad ambiental”.

 

Alimentos agroecológicos: una opción saludable y sostenible

 

Los alimentos agroecológicos se producen respetando los ciclos naturales, sin agroquímicos, lo que favorece la salud del suelo y la biodiversidad. Esta forma de producción impulsa la soberanía alimentaria, fortalece economías locales y reduce el impacto ambiental. Al priorizar prácticas sustentables y el vínculo directo entre productor y consumidor, se genera una cadena más justa y transparente.

 

Consumirlos significa acceder a productos más saludables, libres de residuos tóxicos y con mayor valor nutricional, además de apoyar modelos de producción que respetan el trabajo de los agricultores. “Desde mi experiencia como médica especialista en nutrición y estudiante avanzada de la Tecnicatura en Producción Vegetal Orgánica, considero que los alimentos agroecológicos representan una oportunidad concreta para mejorar la salud integral de las personas. Al estar libres de residuos de agroquímicos y cultivados respetando los ciclos naturales, estos alimentos no solo conservan mejor sus propiedades nutricionales, sino que también reducen la exposición a sustancias potencialmente nocivas que pueden afectar el sistema endocrino, inmunológico y metabólico”, afirmó Munner.

 

Alimentos agroecológicos en Argentina

 

En el país, los alimentos agroecológicos se producen en todo el territorio, principalmente a través de cooperativas y pequeños productores. Provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos concentran experiencias destacadas, con más de 23.000 hectáreas registradas bajo este modelo sólo en Buenos Aires.

 

La producción se realiza bajo normas estrictas que prohíben agroquímicos y organismos genéticamente modificados, priorizando la fertilidad del suelo y la biodiversidad. Aunque gran parte de los productos orgánicos certificados se exportan —principalmente a Estados Unidos y la Unión Europea—, el mercado interno crece con fuerza, con alimentos como vino, jugos y harinas orgánicas ganando cada vez más lugar.

 

El desarrollo de políticas públicas que promuevan el consumo y la producción de alimentos agroecológicos aún está en proceso de consolidación. Si bien existen iniciativas, programas y redes que trabajan en esta dirección, su alcance es limitado y no siempre logran articularse de manera efectiva en todo el territorio.

 

“Desde el campo de la salud y la nutrición, es importante seguir promoviendo espacios de diálogo interdisciplinario que permitan integrar la producción sustentable con el derecho a una alimentación saludable. La universidad, los equipos técnicos y las comunidades tienen un rol clave en este proceso, aportando conocimiento, evidencia y propuestas que ayuden a construir políticas más inclusivas y sostenibles”, concluyó la especialista.