Senderos que permiten recorrer una formación geológica de más de 100 metros de altura con enormes farallones rojizos donde se refugiaron diversos dinosaurios, bandidos rurales y hasta luchadores sociales se bifurcan en las serranías de San Luis y ofrecen una salida inesperada para la primavera.

El Parque Nacional Sierra de las Quijadas, o «pequeño cañón del Colorado» como lo suelen nombrar sus visitantes, ubicado en el noroeste de San Luis a 120 kilómetros de la capital provincial, invita a recorrer un paisaje con reminiscencias de antiguas películas de western.

Se trata de un territorio ancestral que forma parte del Sitio Ramsar, Lagunas de Guanacache, del Desaguadero y del Bebedero, y es el humedal más extenso de la Región del Gran Cuyo.

Allí, mágicos y evocativos senderos son el boleto de entrada a una experiencia que transporta en el tiempo y valoriza el presente.

La propuesta para senderistas de «Los Farallones» y «Huellas del pasado» se adentra en los laberintos naturales de un escenario impactante que, de la mano de guías, presentan un espectáculo natural protagonizado por la erosión del agua y el viento.

El primero cuenta con un recorrido de nueve kilómetros, hacia el corazón de las sierras, que luego desciende hacia el Potrero de la Aguada por el lecho del río y permite contemplar el paisaje de la formación geológica «Jume», que supera los 100 metros de altura.