El Gobierno debería impulsar un horizonte de mayor certidumbre a largo plazo porque la «volatilildad y la imprevisibilidad siempre desalientan la inversión y el desarrollo», advirtió hoy la consultora Ecolatina en un informe.

El estudio alertó que la crisis cambiaria «volvió a poner el foco en la política comercial».

Recordó que a lo largo de la historia argentina, una de las herramientas usuales para promover el desarrollo económico fue la industrialización por sustitución de importaciones: proteger a la producción doméstica para que logre suplantar la producción del exterior.

De este modo, se apuntaba a generar puestos de trabajo de calidad, alentar la inversión y promover el ahorro de divisas.

Pero consideró que «por sus sucesivos fracasos, dicha política cayó en desgracia en los últimos tiempos. A su vez, luego de algunas experiencias exitosas, comenzó a ganar peso la industrialización orientada a la exportación».

Para esa consultora, la crisis cambiaria de 2018 puso en discusión la relevancia de la política comercial como factor de crecimiento: la menor demanda interna redujo de manera forzada a las compras externas a la par que apuntaló los saldos exportables.

Por caso, en el último trimestre del año pasado, las cantidades importadas se desplomaron casi 30% interanual y, durante el primer bimestre de 2019, se redujeron 20%.

Por el contrario, los volúmenes exportados treparon más de 10% en el último cuarto de 2018 y 7% en enero y febrero de 2019.

«Un diseño adecuado de política comercial puede ser un paliativo para la recesión interna, máxime considerando la magra recuperación de salario real que tendrá lugar en el corto plazo», señaló el informe.

Y señaló que «dejando de lado el debate sobre cuál es la política adecuada, queda claro que las recientes marchas y contramarchas en la materia no son favorables para alentar un proceso de desarrollo».

Ecolatina cuestionó la inexistencia de una conjunción de política comercial y cambiaria consistente, y con horizontes de mediano plazo implícitos ni explícitos.

«Pese a los discursos oficiales sobre la importancia de estimular las exportaciones, lo cierto es que en los últimos tiempos las novedades en este frente fueron marginales y con demasiadas marchas y contramarchas», advirtió.

Sostuvo que «las primeras medidas adoptadas luego del endurecimiento de las metas fiscales minaron la rentabilidad de todo el arco exportador: reimposición de retenciones y supresión de la mayoría de los reintegros».

«Pese a que las ventas externas podrían ser una salida de corto plazo para la crisis y una solución de mediano plazo para la escasez crónica de divisas, las mismas quedan relegadas frente a otras exigencias, principalmente las fiscales», indicó el reporte.