El inminente desembarco de las taser en la Ciudad de Buenos Aires reavivó el debate en torno al uso de estas pistolas eléctricas, aunque con cada vez más aprobación en el oficialismo, sector político desde donde más se cuestionaba su implementación.

En la oposición que encarna Juntos por el Cambio su uso tiene amplia aceptación y varios de sus referentes se pronunciaron a favor, como los precandidatos presidenciales Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich; el postulante a gobernador bonaerense Diego Santilli, el aspirante a jefe de gobierno Jorge Macri; el ex presidente Mauricio Macri y la ex gobernadora María Eugenia Vidal, entre otros.

En el Frente de Todos siempre hubo más resistencia a las taser, en especial en los dirigentes más cercanos a los organismos de derechos humanos aunque en el espacio viene ganado terreno la idea de comenzar a implementarlas en medio de la creciente preocupación de los ciudadanos por la inseguridad.

Uno de los que venía hablando a favor de estas pistolas no letales era el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, mientras que su par nacional, Aníbal Fernández, recientemente aprobó la compra de tasers, pese a que años antes las había calificado como un instrumento «de tortura».

En tanto se siguen oponiendo dirigentes de organizaciones como Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, HIJOS Capital, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos-La Matanza y Asociación Buena Memoria.

También rechazó su implementación en reiteradas ocasiones la primera ministra de Seguridad de la gestión de Alberto Fernández, Sabina Frederic, quien decía que su uso no era «adecuado contra personas», al igual que Nilda Garré, quien ocupó ese cargo en la gestión de Cristina Kirchner y en aquel momento criticó a Berni por pedir avanzar con las taser.