LOS INTENDENTES PRESIONAN PARA IMPONER A INSAURRALDE, PERO KICILLOF NO AFLOJA Y SE PRESENTA COMO «EL CANDIDATO DE LA GENTE»
- 1 febrero, 2019
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Una vez que se conoció que el Gobierno de María Eugenia Vidal desactivaba el plan de desdoblar elecciones, en el club de intendentes del PJ bonaerense salieron a instalar que del propio redil de jefes comunales debía salir el próximo candidato a gobernador del peronismo.
La confirmación de que quien ocupara ese lugar en la boleta sábana gozará del efecto arrastre de la candidatura presidencial de Cristina Kirchner encendió el entusiasmo de los intendentes y el nombre del mandamás de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, fue el más repetido.
Tras el pronunciamiento del PJ bonaerense, Fernando Gray (Esteban Echeverría), para que la fórmula sea encabezada por un «intendente o intendenta», se sumaron al clamor por Insaurralde otros jefes comunales como Gabriel Katopodis (San Martín), Juan Pablo De Jesús (Partido de la Costa), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Mauro Poletti (Ramallo), y Gustavo Arrieta (Cañuelas).
A cambio de adueñarse de la candidatura a la gobernación, los jefes comunales del PJ se aferran a una estrategia: sobreactuar interés para que al tope de la lista de candidatos a diputados nacionales aparezca el nombre del líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, y de esa manera dejar sentado que están cediendo algo en el «toma y daca» de la rosca electoral.
El creciente diálogo entre Insaurralde y Máximo Kirchner pareciera darle aire a la versión de un acuerdo de ese tipo, pero el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, otro de los que quieren disputar con Vidal en las urnas, sigue caminando la provincia con esmero, logrando lo que ninguno de sus rivales en la interna puede: juntadas espontáneas de centenares de personas a cada lugar que va, desde las playas de Mar del Plata y Villa Gesell hasta festivos mitines en unidades básicas.
«Axel es el candidato de la gente», declaman cerca del economista de Unidad Ciudadana, haciendo hincapié en el magnetismo que genera su figura en el electorado afín al kirchnerismo, casi comparable con el que concita la ex presidenta.
Para mantenerse vivos en la disputa interna y sacar chapa, se aferran a un par de certezas: el hecho de ser el preferido de la ex jefa de Estado, y la supremacía que marca en las encuestas dentro del peronismo K, por su mejor llegada a la gente y su capacidad para fidelizar el voto de la actual senadora.
«Axel es Cristina», dicen para minimizar un hipotético patrocinio de Máximo a las aspiraciones de Insaurralde.
Sobre las declaraciones del grupo de intendentes que salieron a instalar el nombre del lomense a cambio del primer lugar en la nómina de diputados para el jefe de La Cámpora, en el entorno de Kicillof lo consideran «operaciones».
«Eso es parte del show que hacen los mismos intendentes», agregan.
Más allá de las especulaciones electorales que empiezan a emanar del lado de los intendentes, cerca del ex ministro aclaran que eso no va a poner un freno a la decisión de Kicillof de caminar la provincia, y descansan sobre una verdad de perogrullo: que el candidato lo va poner Cristina.
Mario Secco (Ensenada), un intendente de Unidad Ciudadana que no milita en las filas del PJ bonaerense, abonó la misma teoría de que al final del camino, la candidatura la va a resolver Cristina Kirchner, porque ella es la dueña de los votos.
Gray, en cambio, volvió a marcar la cancha a favor de que el candidato sea un intendente.
«Preferiríamos que fuera un intendente, pero no invalidamos a nadie. Tenemos las puertas abiertas a todos los candidatos, no vetamos a nadie «, añadió en declaraciones formuladas a radio Milenium.