Por problemas de logística para llevar adelante este 17 de marzo las elecciones internas de Cambiemos en Córdoba, la realización de esa parada electoral quedó en suspenso, y se elevó la tensión entre los dos candidatos radicales que se disputan la candidatura a la gobernación, Mario Negri y Ramón Mestre.

Las tres empresas de correo a la que los partidos políticos solicitaron un presupuesto para la organización del comicio alegaron no contar con tiempo para llegar con los plazos, ya que fueron avisadas con muy escaso tiempo por el frente Cambiemos de la provincia de Córdoba.

Según trascendió, el desarrollo de todo el proceso de votación, traslado de urnas y escrutinio provisorio demandaría un costo cercano a los 30 millones de pesos, un presupuesto que a los socios de Cambiemos se les haría muy cuesta arriba afrontar, y más aún en un plazo tan corto.

La encrucijada en la que se encuentra Cambiemos es que el 23 de marzo es la fecha tope para la presentación de las listas, por lo que no habría tiempo físico para reprogramar la interna.

El apoderado del PRO local, Oscar Agost Carreno, expresó en declaraciones a Cadena 3 que «las empresas en condiciones de hacer la logística para la elección plantearon que necesitan un tiempo» más allá del 17 de marzo.

«Hicimos todo lo necesario para cumplir con los plazos y que se haga la interna», agregó, en tanto que reconoció que si no fuera viable realizar los comicios «se valorarán políticamente otras alternativas».

A diferencia de otras primarias como la de La Pampa, donde sólo estaban habilitados para votar los afiliados, en Córdoba están en condiciones de sufragar todos los ciudadanos mayores de edad (los afiliados sólo pueden votar dentro de los frentes electorales que contienen a sus partidos políticos), por lo que se se trata de un padrón muy grande, de 2.400.000 electores.

En ese marco, la logística se complejiza ya que si bien es una votación optativa, alcanza a prácticamente la misma cantidad de electores que en la elección general (financiado por el Estado y no por los partidos).

En medio de este panorama que pone en serias dudas la realización de la interna, se amplificaron los chisporroteos entre Negri y Mestre, un riña de gallos en la que ninguno quiere dar un paso atrás.

Si bien la Casa Rosada se inclinó por el jefe del interbloque Cambiemos en la Cámara de Diputados, lo intervención no fue tan firme como para doblegar al intendente de la Ciudad de Córdoba, que se muestra desafiante ante Negri y no deja de invitarlo a la lucha en el barro.

Frente a las provocaciones, el diputado no se amilana y saca pecho a partir de las encuestas, que le devuelven guarismos favorables a su candidatura por sobre la de Mestre.

Efectivamente, los sondeos de opinión -inclusive los contratados por el propio Mestre- arrojan una leve ventaja de Negri en la interna, pero la verdadera diferencia a favor de este último se da cuando se comparan los escenarios en la elección general: con el legislador en la pelea, la distancia con el gobernador Juan Schiaretti (que va por la reelección) es mínima y descontable, mientras que con el intendente como candidato de Cambiemos la brecha se amplía considerablemente.

«No me asustan las internas las internas, me sobran huevos», señalan desde el entorno de Negri que habría dicho el diputado nacional en su momento de mayor calentura.

Sin embargo, no oculta su preocupación respecto de la elección interna, dadas las dificultades que alegaron las empresas de Correo para llevarla a cabo.

Otro factor que alimenta sus suspicacias es que si el Correo se apartara del comicio y la tarea recayera en la militancia, él quedaría en una posición de franca debilidad ya que quien maneja el «aparato» de la UCR en la provincia y quien además tiene mayor control sobre la Junta Electoral de Cambiemos es Mestre (los dos representantes por la UCR responden al jefe comunal).

«Si vamos a una interna, el peronismo podría meter la cola», agregan las fuentes consultadas sobre las fantasmas que rodean a estos particulares comicios: sucede que Negri es visto como el candidato de Mauricio Macri.

Con este telón de fondo, no se descarta el peor de los escenarios para Cambiemos: una intervención de la UCR nacional que derive en que Negri y Mestre compitan por frentes separados: si así fuera le entregarían la reelección en bandeja al peronismo de Schiaretti.

Más allá de cómo se configure el rompecabezas electoral, las esquirlas de este choque de ambiciones en Córdoba ya están generando daños en la escudería Cambiemos, incapaz de ordenar a su tropa en una provincia de peso.

Si bien el presidente del Comité Nacional, Alfredo Cornejo, y emisarios de la Casa Rosada, según supo NA, habrían llamado insistentemente a Corral para que ceda, cerca de Negri aseguran que el Gobierno tendría que haber abandonado la actitud contemplativa respecto de la compulsa interna en Córdoba mucho antes, para que la sangre no llegue al río.

Sostienen que subestimaron la situación porque una victoria de Cambiemos en Córdoba después de más de 20 años de hegemonía peronista en una de las provincias más importantes del país sería un batacazo fenomenal que impactaría de lleno en la línea de flotación de la escena nacional, con un envión para las aspiraciones del propio presidente.

Para las (ahora dudosas) internas del 17 de marzo, se inscribió la fórmula «Somos el Cambio» de Negri con el diputado del PRO Héctor Baldassi, y el binomio denominado «Llega el Cambio» de Corral con el intendente de Bell Ville, Carlos Briner.