A semanas del cierre de listas, el Frente de Todos (FdT) acumula debates claves en el armado que aún están abiertos, por lo que a contrarreloj, no está claro si habrá postulante de consenso o PASO ni el porcentaje que tendrá a cada fuerza respecto a las candidaturas en la confección de las listas para octubre.

En Casa Rosada, insistieron en que la llave de la elección está en hacer «una buena PASO ordenada» y, después, encarar una campaña de polarización, aunque admitieron que no hay condiciones para negociar una interna civilizada, ya que «nadie está pensando cómo ganar sino cómo ganarle al otro».

La organización de cargos en las listas es otro de los factores que tensionan al espacio.

Desde Balcarce 50 plantean que «lo más democrático» es ir a un piso bajo de 10% o 15%, y entre los que logren sortearlo, repartir a través del sistema D`Hondt, de manera proporcional a los votos obtenidos.

Esto llega luego de que los sectores que responden a la vicepresidenta Cristina Kirchner intentaran elevar el piso a un 40 por ciento para evitar que los leales al presidente Alberto Fernández cosechen un buen número en el Congreso.

«Quieren poner un piso de 40%, que lo pongan. Después habrá que ver porque es inconstitucional. El sistema democrático debe respetar la minoría y se puede imputar judicialmente», reveló a Noticias Argentinas un referente del PJ muy involucrado en el armado.

La mesa de diálogo entre las fuerzas del espacio no opera desde hace rato, y hoy, la clave es Gildo Insfrán, quien tiene en su dominio la lapicera para formalizar las alianzas del frente.

«El poder lo tiene Gildo», sostuvo una fuente a NA sobre el rol de mediador que tomó el gobernador de Formosa, en diálogo con el Presidente, la Vicepresidenta y el ministro de Economía, Sergio Massa, para acercar posturas comunes.

El mandatario aparece con acciones a la baja en la triada de socios del sello oficialista y eso lo ven hasta los propios.
«Cualquier político tradicional hubiese negociado antes de bajarse, pero no sucedió», admitió, con penar, a este medio uno de sus allegados.
En desventaja, los precandidatos que le responden pelean -en soledad- por mantenerse en competencia y resisten -como pueden- a los embates que el kirchnerismo crea semana a semana.

Un importante funcionario tildó de «mezquindades» cada nueva condición que el kirchnerismo intenta imponer y atribuye a eso la precandidatura de Victoria Tolosa Paz en la Provincia.

«Nadie discutía a Axel (Killof) como gobernador, Máximo (Kirchner) tiró lo de las listas, y dijo ´Áxel es mío, mío´ y ahora la tenés a Victoria en Provincia. Por sus mezquindades van a tener que militar más», planteó.
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Las opciones del Frente de Todos y el escenario que avizoran.
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Entre oficiales y aspirantes, la coalición de Gobierno presenta una completo menú de posibilidades.

Al momento, tanto el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, como el embajador en Brasil, Daniel Scioli, ambos afines al Presidente, lanzaron su precandidatura y esperan la definición del kirchnerismo para competir en una PASO.

Scioli sumó a Tolosa Paz y trabaja en el armado de listas, preparado para competir en una interna.
Ya cuenta con los avales, según repite, y considera que es su momento.

«Tengo seguridad y confianza y me siento mejor preparado que en el año 2015», precisó el ex motonauta.
A su turno, Rossi propone una gran interna con más de dos competidores para aumentar el porcentaje de votos, y desde su entorno se jactan de que es el único precandidato del interior, por lo que aseguran que piensa en una vice mujer, -quizá- bonaerense.

Además, desmintieron un posible acuerdo con el sciolismo.
Las intenciones de ambos referentes despertaron la reacción del kirchnerismo que, aún no definió el nombre que los represente, y pelea para descartar las PASO e instalar un aspirante de unidad.

Salvo Juan Grabois, dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), la danza de nombres que resuenan para competir aún no se han lanzado, aunque se mueven en sintonía.

El más señalado, Eduardo «Wado» de Pedro, ministro del Interior y dirigente de La Cámpora, cumple semana a semana con una basta agenda digna de un presidenciable y cosecha apoyos de todos los sectores.

«Estoy a disposición», repite una y otra vez, aunque con una salvedad que lo diferencia del diputado Máximo Kirchner y del titular del Frente Renovador: no descarta una PASO.

«Si hay un sector que no quiere participar del consenso, lo más probable es que haya PASO», sostuvo el mercedino en los últimos días.
Otro de los mencionados es el gobernador Axel Kicillof, con muy buena imagen, pero con deseos de ir por la reelección en la Provincia.

Desde su entorno manifiestan que espera directivas de la Vicepresidenta, aunque Nicolás Kreplak, su ministro de Salud, reveló que el mandatario bonaerense «se prepara para seguir en la gobernación».

Por último y no con menos chances, figura el ministro de Economía, quien en compañía de Máximo Kirchner se esfuerza en China para destacar a pesar de los números de inflación que lo complican.

Aunque repitió en más de una ocasión que no competirá, no hay quien se atreva descartar al tigrense de la lista, incluso, desde el círculo que rodea a Alberto Fernández consideran que de no ser él, bien podría ser alguien que designe. «El candidato disruptivo», le llaman.

Sin un diagrama claro en ninguna de las coaliciones, un oficialista histórico se muestra optimista, repite que en Juntos por el Cambio «están peor», por el fantasma del libertario Javier Milei, y considera que no hay diferencias porcentuales entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, aunque no descarta una jugada de Mauricio Macri.

Sobre lo propio cree que si el Frente de Todos hace «una buena paso» cosechará un 33% y reclama que esa misma noche, el resto se acomode detrás del ganador, para retener gran parte de los votos.

«La foto la construís vos, con una PASO acordada. La noche de las PASO subimos todos al escenario, pero tiene que ser esa noche, no el día siguiente, ni después», enfatizó.

El tiempo apremia, la lista de pendientes es larga y las expectativas hoy están puestas en la habilidad del formoseño Gildo Insfrán, que mientras resiste en su bastión las intenciones de la Corte, en paralelo trabaja en silencio para encontrar la fórmula al final del túnel.