Miles de personas se concentraron hoy dentro y fuera del predio de La Rural para escuchar a la ex presidenta Cristina Kirchner en la presentación de su libro «Sinceramente», al que definió como «una interpelación a las dirigencias», además del relato pormenorizado de momentos de su vida.

Pese a la incesante lluvia, cientos de militantes kirchneristas con paraguas, pilotos y banderas argentinas se concentraron desde las primeras horas de la tarde en las inmediaciones del predio, especialmente sobre la Avenida Sarmiento, que estuvo cortada y donde la organización montó una pantalla gigante.

Dentro del perímetro del predio ferial, donde se escucharon constantes cánticos kirchneristas, los pasillos se atiborraron de público y los accesos se tornaron casi intransitables.

Decenas de militantes identificados con remeras azules y la incripción «Sinceramente» colaboraron con la rigurosa logística para controlar los ingresos a la sala Jorge Luis Borges donde la senadora de Unidad Ciudadana iba a hablar.

En la previa, se hablaba de una lista restringida de 1.000 invitados, que tuvieron que acreditarse y recibir una pulsera azul para tener acceso autorizado, pero al momento de iniciarse el acto el auditorio estaba colmado y mucha gente se quedó sin asiento, debiendo seguir el discurso parados.

En las primeras filas se sentaron la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández; el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el ex ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni; los precandidatos presidenciales del PJ, Felipe Solá y Agustín Rossi; y los presidentes del PJ bonaerense y porteño, Fernando Gray y Víctor Santa María, entre otros.

También lo hizo el empresario de medios Daniel Vila, quien escuchaba atentamente el discurso de la ex mandataria nacional.

Asimismo, estuvieron en lugares de privilegio Daniel Filmus, Aníbal Fernández, Cristina Álvarez Rodríguez, José Luis Gioja, Eduardo De Pedro, Jorge Taiana, Roberto Baradel, Hugo Yasky, Martín Sabbatella, Carlos Tomada, Horacio Pietragalla y Fernando «Pino» Solanas.

Asistieron, además, los actores Cecilia Roth, Pablo Echarri, Julieta Díaz, Nancy Duplaá, Gastón Pauls, Alejandra Darín, la cantante Teresa Parodi, los intelectuales Ricardo Forster y Horacio González, además de intendentes, diputados y ex funcionarios.

Echarri fue uno de los más eufóricos y se abrazó calurosamente con cada uno de los dirigentes políticos que se fue cruzando en los mmentos previos al discurso.

Antes de la llegada de Cristina Kirchner, un grupo de mujeres dio la nota al entonar los versos de «Las Muchachas Peronistas», la versión feminista de «Los Muchachos Peronistas».

«Peronismo con Cristina, machirulo son cagón», rezaba uno de los versos, en una referencia a un famoso tuit que el año pasado la ex jefa de Estado le dedicó a su sucesor Mauricio Macri.

«Pino» Solanas, uno de los que volvió al redil peronista de la mano de un acuerdo con el kirchnerismo, expresó a NA su deseo de que Cristina Kirchner asuma la candidatura presidencial del espacio, por ser «la líder opositora más convocante».

Al lado del cineasta y senador nacional se situó la diputada Victoria Donda, otra de las regresadas al espacio denominado «nacional y popular» que lidera Cristina Kirchner.

Para asombro de propios y extraños, dentro del público se dejó ver, aunque en un sector más lejano al escenario, a Carlos Rozanski, quien acaba renunciar como juez en el marco de una polémica con el ministro de Justicia, Germán Garavano, a quien acusa de haberlo presionado para dimitir.

Cristina Kirchner, que le dedicó el libro a Néstor Kirchner, le agradeció especialmente al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández por darle la idea de escribir la obra.

«Vino y me dijo que lo angustiaban la cosas que se decían de mí, de Néstor. Me dijo: ´Yo, que los conocí, me da mucha angustia, que se escriban esas cosas, esas mentiras. Vos tenés que salir a contar´, y ahí empezó la idea», relató la ex mandataria, que describió la «experiencia de escribir un libro» como «impresionante».

Fue la primera de las dos menciones que la líder opositora le dedicó a su ex jefe de Gabinete, lo cual confirma el lugar central que el dirigente peronista recuperó en el entorno político más íntimo de la ex presidenta.

En otro pasaje, Cristina Kirchner mencionó al ex ministro de Trabajo Carlos Tomada, quien no pudo disimular la emoción y debió correrse las lágrimas de sus ojos con las cámaras apuntándolo.

El llamado a empresarios y el infaltable «vamos a volver».

No faltó un guiño a los empresarios, de quienes dijo que deben ser parte de un «contrato social responsable» en un próximo Gobierno, y ponderó la relevancia y el compromiso con el desarrollo nacional que tuvo decádas atrás José Ber Gelbard.

El infaltable hit «Vamos a Volver», como era esperable, se hizo sonar en medio del mensaje de la ex presidenta, que atenta al clamor del público, se hizo cómplice y acotó: «Como decía Borges, son incorregibles».

La ocurrencia le arrancó risas a los presentes, que momentos antes, cuando la ex mandataria hizo su aparición en el escenario, había pedido por «Cristina Presidenta».

En ese momento la ex jefa de Estado acompañaba los cánticos con su dedo índice, cual maestra de orquesta.

Terminado el acto, la salida de la Sala Borges fue desprolija y tumultosa, como no podía ser de otra manera por la cantidad de concurrentes.

Tras la evacuación, la multitud kirchnerista que colmó por unas horas la Feria del Libro se despidió con un grito de triunfo y una improvisada letra: «Sinceramente le copamos La Rural».