El reporte, elaborado por más de 37 especialistas de 16 países, fue presentado en Costa Rica con el fin de garantizar la alimentación saludable y sostenible de 10.000 millones de personas en el planeta para el 2050. 

Más de 820 millones de personas padecen hambre en el mundo, mientras que unos 2.000 millones de adultos sufren sobrepeso u obesidad. Además, el consumo de alimentos no saludables, principal causa de enfermedades no transmisibles como la diabetes, el cáncer y las cardiopatías, se encuentran entre las mayores causas de muertes a nivel global.

Para erradicar este contraste urge un cambio radical en la forma en que la población se nutre y en cómo se producen los alimentos, según el informe “Nuestros alimentos en el Antropoceno: dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles” elaborado por la Comisión EAT-Lancet y presentado en la Sede Central del Instituto Interamericano de Cooperación para Agricultura (IICA), en San José, Costa Rica.

Para la elaboración del informe, EAT-Lancet, una ONG basada en Noruega que desarrolla investigaciones científicas para proponer planes de alimentación sustentable a nivel mundial, reunió a más de 37 expertos líderes en campos como salud humana, agricultura, ciencias políticas y sostenibilidad ambiental, provenientes de 16 países, quienes durante los últimos dos años trabajaron en definir cómo alimentar a una población mundial en crecimiento con una dieta saludable dentro de límites ambientales sostenibles.

De acuerdo con el Director de Estrategia de EAT, Olav Kjorven, el documento proporciona objetivos científicos para una dieta saludable y sistemas alimentarios sostenibles que pueden ayudar a impulsar acciones para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el Acuerdo Climático de París.

“El informe EAT-Lancet torna evidente que no podemos cumplir los ODS, debemos hacer fuertes cambios en el sistema alimentario. Cada vez hay más obesidad, diabetes y otras enfermedades a causa de nuestras dietas. Es una epidemia que está conquistando cada vez más sectores por falta de conciencia política, diálogo y colaboración entre los sectores público -con la agricultura, la salud y la economía-, privado y la sociedad civil”, afirmó Kjorven.

La dieta que plantea el informe aboga por el aumento del consumo de grasas insaturadas, granos enteros, leguminosas, verduras y frutas, así como un equilibrio en el consumo de carnes y lácteos, y la reducción de granos refinados, alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos.

El documento también propone una reorientación de las prioridades agrícolas para desarrollar una amplia gama de productos nutritivos a partir de sistemas de producción más amigable con el planeta, donde predomine el uso eficiente de los recursos naturales y fertilizantes, y disminuir las emisiones de metano y óxido nitroso.

A la presentación del informe asistieron representantes de los sectores público y privado encabezadas por el Ministro de Agricultura y Ganadería de Costa Rica, Renato Alvarado, el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, el exastronauta y empresario de soluciones de energía limpia, Franklin Chang-Díaz, entre otros, quienes bajo su óptica aportaron en el análisis del documento.

“No habrá transformación de la agricultura ni del planeta sino hay una transformación de las políticas económicas actuales. Pensar que todos los países producen lo mismo, de la misma manera y con las mismas personas es un error estratégico y político. Los productores no han sido invitados a participar de los procesos de tomas de decisiones”, dijo el Ministro Alvarado.

Por su parte, Otero destacó que “tenemos que defender a los productores agropecuarios antes de que sea demasiado tarde, porque ellos deberán ser los motores de cambio para esta nueva generación de negocios más sostenibles, sin ellos no vamos a poder hacer absolutamente nada”.

El titular del organismo internacional especializado en agricultura destacó también que “es necesario tener en cuenta la dimensión cultural en la alimentación”, y enfatizó que “queremos que la agricultura sea parte de la solución y no sólo sea puesta en el banquillo de los acusados y recibir todas las críticas”.

Los especialistas involucrados en la investigación desatacaron que es indispensable reducir a la mitad la pérdida de alimentos durante su producción y el desperdicio de productos durante su consumo para que el sistema alimentario mundial se mantenga dentro de un espacio operativo seguro.

“Somos una especie sin redundancia, pues si algo le pasa a este planeta nosotros desapareceremos y no quedaría nadie para contar el cuento. Estamos en una situación de supervivencia, yo espero que con este tiempo que podemos ganar, mejorando nuestra administración de alimentos, que nuestra nave pueda mantenernos un poco más”, argumentó Franklin Chang-Díaz.

Con estas recomendaciones plasmadas en el informe científico, la Comisión EAT-Lancet busca movilizar a los gobiernos y a la sociedad a realizar acuerdos y ponerlos en práctica para garantizar la alimentación saludable y sostenible de 10.000 millones de personas en el planeta para el 2050, además de prevenir 11 millones de muertes prematuras en adultos por año.

Este documento será lanzado próximamente en más de 35 ciudades del mundo.